Desfachatez es el adjetivo que define a este gobierno.

La indignación que siento va en aumento conforme pasan las horas y leo más noticias publicadas sobre el tema de la enfermera contagiada de Ébola, Teresa Romero, (primera persona afectada por el virus en Europa) y su perro Excálibur, que, desgraciadamente, ya ha sido ASESINADO. Lo primero que tengo que cuestionar es la absurda decisión de repatriar a los misioneros infectados por el mencionado virus, para que muriesen en España (señores, de antemano era sabido que no sobrevivirían), para lo cual, se ha invertido una cantidad indecente de dinero. Bien, no contentos con ello, decidieron también nuestras autoridades sanitarias tomárselo a broma, y pasarse el protocolo correspondiente en estos casos por donde no les da el sol. Como no me quiero extender relatando la cantidad de irresponsabilidades cometidas al respecto, puesto que ya se han publicado multitud de noticias referentes a este tema, me limitaré a postear el link de la carta de un enfermero testigo presencial de tales insultos contra la ética, la salud, la dignidad y la inteligencia, publicada en el blog de la AME, pues considero que dicho testimonio resulta muy aclaratorio al respecto:
http://amenfermerianoticias.wordpress.com/2014/08/10/carta-de-un-enfermero-existe-un-riesgo-mayor-que-el-ebola-y-esta-tras-el-cristal/
Si lo leen observarán como se pone de manifiesto la falta de seriedad (por no decir escrúpulos) a la hora de aplicar el protocolo.Y aquí no queda la cosa…siguiendo la serie de noticias publicadas en varios medios de comunicación (como en http://www.eldiario.es, en http://www.elplural.com, en http://www.epais.com o en http://www.publico.es ), me sobresalto con titulares de la talla de «No se efectuó la vigilancia requerida durante 21 días para personas que hayan tenido contacto con el virus, a pesar de que la fiebre superaba el umbral de alarma situado en los 38,3 grados» . Y es que Teresa alertó de que presentaba síntomas desde el 30 de septiembre, pero la mandaron a casa con una receta de paracetamol, hasta el día 5 de octubre, que fue atendida por los servicios del SUMMA, al encontrarse peor…Y empiezan a saltar todas las alarmas…(sí, la alarma social que se está creando en torno a este asunto no sólo me parece desmedida; también ignorante y descabellada. Tranquilos españoles, dudo mucho que una pandemia de Ébola «reduzca» la lista del paro…). Y ayer, 8 de octubre, empiezo a ser testigo de una desfachatez por parte de las autoridades competentes sin antecedentes, al menos que yo recuerde, y es cuando el nivel de mi indignación aumenta de manera sobrehumana y revienta por todos los poros de mi piel. Para empezar, siguen sin tomar en el hospital, al que se ha trasladado a esta pobre mujer, las medidas oportunas; los profesionales encargados de ocuparse de la paciente siguen sin la formación necesaria para el asunto y sin la indumentaria adecuada; nadie se ha dignado ni si quiera a informar a los vecinos de Teresa de las medidas que deben tomar (recordemos que esta mujer ha estado haciendo su vida desde el 30 de septiembre…); eso sí, se han encargado de asesinar al perro de la enfermera sin realizar previamente las pruebas pertinentes para saber si estaba infectado por el virus (y sin saber si este virus afecta a los perros, y en caso de ser así, si éstos podrían contagiar al ser humano..sin saber absolutamente nada en resumidas cuentas), en lugar de ponerle en aislamiento (como sí han hecho con el marido de Teresa, pero se ve que como es un perro, tiene menos derechos) y concederle el privilegio de la duda, pasándose por el forro la opinión pública, los recursos impuestos ante la sentencia dictada y la cantidad de protestas llevadas a cabo tanto en las redes sociales (se han recogido casi 400.000 firmas en contra de tal barbarie) como en las inmediaciones de la vivienda de Teresa, Javier y Excálibur. Llegados a este punto, me gustaría señalar que el dedo acusador que ha condenado a muerte a este pobre can ha sido, en palabras de Javier Limón (marido de Teresa), «un tal Zarco» …pues bién, se trata de Julio Zarco, antiguo doctor de « Las mañanas de la 1 « (ahí dejo el dato…Mariló Montero…que cada cual saque sus propias conclusiones al respecto) y actual director general de Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid… Ante este apunte, no puedo evitar preguntarme: ¿En manos de quién estamos?
Y no, la falta de vergüenza por parte de las autoridades (in-) competentes no se ha detenido aquí. Han coaccionado a Teresa llevándola a declarar públicamente que es posible que se tocase la cara con los guantes contaminados (recordemos que esta pobre mujer se encuentra en el hospital, muy enferma, sin fuerzas…¿acaso es el momento más apropiado para someterla a un vil interrogatorio? En mi opinión, es un trato bastante vejatorio para con ella…). No contento con ello, Javier Rodriguez, el consejero de Sanidad madrileño, ha tenido (y perdónenme por la expresión) los santos cojones de declarar públicamente que la enfermera « Pudo haber estado mintiendo sobre su fiebre» y que había ocultado haber estado expuesta al virus cuando acudió al médico de cabecera (al cual, fue remitida tras llamar al 112 y exponer los síntomas que estaba sufriendo, no nos olvidemos)… Si se hubiese seguido el protocolo, me pregunto: ¿esta mujer no debería haber estado en observación y aislada? Dado que no soy imbécil, de esto puedo deducir que no tienen ni la más mínima idea de quién estuvo en contacto directo con los repatriados…
Pues sí señores, en lugar de asumir su (ir-) responsabilidad, lanzan balones fuera y pretenden acusar de negligencia a esta pobre mujer que bastante tiene ya con la enfermedad que ha contraído y con la desgracia de haber perdido a su perro, asesinado a manos de unos verdugos cobardes, incapaces de DIMITIR y dejar paso a personas mas competentes y capaces de aportar soluciones reales y éticas a todo este embrollo. Indignación es una palabra demasiado leve para expresar lo que mis entrañas sienten…¡¡Cuanta desfachatez!!

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